Nativa de Europa y Oriente Próximo, la aquilea es una planta medicinal utilizada tradicionalmente para curar heridas, aunque en Alemania y los países nórdicos se usó antaño como alternativa al lúpulo en la fabricación de cerveza. Está ampliamente extendida por América del Norte, Nueva Zelanda y Australia. En la actualidad se valora por sus propiedades astringentes y anticatarrales, y se utiliza en remedios para los resfriados y problemas urinarios.
Partes utilizadas: Hojas, flores, aceite esencial.
Componentes principales: Aceite volátil, ácido isovaleriánico, asparagina, ácido salicílico, esteroles, flavonoides.
Acciones: Astringente, diaforética, vasodilatador periférico, estimulante digestiva, reguladora menstrual, febrífuga. Su aceite esencial es antiinflamatoria y antialergénica.
Cómo utilizar la aquilea
Infusión. Toma una taza de infusión 3 veces al día para estimular la sudoración y reducir la fiebre. La aquilea combina bien con la flor de saúco y la menta piperita para los resfriados comunes. Una taza abre el apetito.
Tintura. Utiliza 1-2 ml (20-40 gotas) 3 veces al día, combinadas con hierbas como la grama y el buchú para los problemas urinarios.
Hojas verdes. Una hoja insertada en el orificio nasal detiene las hemorragias inflamadas.
Ungüento. Para cortes menores y rasguños. Sus hojas se utilizaban en emplastos para estimular la formación de coágulos en el tratamiento de las heridas de guerra
Aceite de masaje. Añade 10 gotas de aceite esencial de aquilea a 25 ml (5 cucharillas) de aceite infuso de hipérico para frotar sobre las articulaciones inflamadas.
Inhalaciones. Utiliza una cucharada de flores frescas en agua hirviendo para aliviar los síntomas de la fiebre del heno. Inhalar el vapor durante al menos 2-3 minutos.
* Advertencia: En algunos casos la aquilea puede producir irritaciones en la piel y su uso prolongado puede aumentar la fotosensibilidad de la piel. Evitar durante el embarazo.